Partido Revolucionario de los Trabajadores
Por la Revolución Obrera, Latinoamericana y Socialista "El deber de todo revolucionario es hacer la revolución" (Ernesto Guevara)

Tamaño de texto + /7 de Septiembre - 2021

NACIONAL

ELECCIONES: pan, circo y decadencia

La disputa fronteriza entre Chile y Argentina se convirtió en un incidente internacional. El presidente de Chile, Sebastián Piñera, se apropió de una porción de la plataforma continental bajo jurisdicción argentina y reavivo el “conflicto” diplomático por la delimitación de la frontera en el mar austral (1). La movida política de Piñera responde a la necesidad de sacar hacia afuera las contradicciones internas que erosionan su mandato. La provocación del mandatario trasandino busca recuperar el apoyo de los sectores nacionalistas de su país y levantar su alicaída imagen en vísperas de las elecciones. De este lado de la cordillera, al gobierno nacional no le gustó el desafío del Palacio de La Moneda y le sacó redito político sumando votos en la defensa de la “soberanía nacional” (2). En cambio, la oposición del PRO prefirió hacer causa común con la derecha chilena y renunció a apoyar el reclamo oficial. Patricia Bulrich, en línea con sus anteriores declaraciones capituladoras sobre Malvinas, prefirió la “neutralidad” en torno a la soberanía argentina para congraciarse con el fascismo chileno (3).

En el orden interno el panorama económico del país presenta altibajos. Durante los últimos días, un sector de la burguesía financiera presionó al Banco Central con la subida del dólar instalando un “clima” de devaluación pre electoral. La medida especulativa “golpeó” el punto débil de la política económica del gobierno para marcarle la cancha y “obligarlo” a ceder. Por ahora, el oficialismo ha evitado recurrir a la devaluación porque aún no tiene la legitimidad ni el consenso necesario de las masas y teme la conflictividad social latente. Sin embargo, el probable cambio de timón en la política monetaria estará condicionado por el resultado de las elecciones generales y las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (4). POR ESO, VOTES A QUIEN VOTES EXIGÍ: NO AL PAGO AL FMI Y DE LA DEUDA EXTERNA.

La inflación, que golpea directamente el bolsillo de los trabajadores, es uno de los problemas que el gobierno no ha sabido resolver. La restricción a la exportación de carne, alimento imprescindible en la mesa de los argentinos, revela, por un lado, la inutilidad de la gestión para controlar a los sectores productivos del país. Por otro, señala la “tibieza” del gobierno para establecer mecanismos de control real sobre el mercado como hizo el gobierno de Perón con la Junta Nacional de Carnes. El instrumento del primer gobierno peronista garantizó el abastecimiento del mercado interno, permitió al Estado fijar precios, administrar y ordenar la producción local frente a la burguesía exportadora. ¡Qué lejano se encuentra el gobierno de Fernández de las políticas del fundador del movimiento! (5).

A pesar de la compleja situación económica existen leves indicios de recuperación impulsados por la industria automotriz y metalúrgica (6). En ese sentido, la patronal de la UIA exultante por el crecimiento de sus ganancias aprovechó para plantearle sus demandas al gobierno del Frente de Todos. En tono amistoso, la burguesía industrial enumeró sus reclamos puntuales y las medidas que los perjudican. Aprovechando que se acercan las PASO, el presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, puso la agenda de los industriales sobre la mesa para que el oficialismo acepte sus peticiones (7). POR ESO, VOTES A QUIEN VOTES EXIGÍ LA DEROGACIÓN DE TODOS LOS CONVENIOS FLEXIBILIZADOS.

Con las elecciones entre ceja y ceja, el presidente Alberto Fernández busca generar un clima de “normalidad” y estabilidad social que contente a la población para seguir sumando porotos electorales. Debido en parte a la campaña de vacunación que inmunizó a gran parte de los argentinos, el oficialismo implementó un paquete de aperturas graduales y planes de estímulo buscando potenciar las economías regionales (8 y 9). Aunque parece que el gobierno tiene controlada la pandemia, tales medidas pueden tener un efecto impredecible y negativo en la población si la variante Delta comienza a propagarse desproporcionadamente por el país (10).

En línea con mantener la paz social hasta después de las elecciones, desde la Casa Rosada le asignaron 96 mil millones de pesos al presupuesto del Ministerio de Desarrollo social. De esta manera, el gobierno desactivó la protesta social de uno de los sectores más empobrecidos y vulnerables por la pandemia y cosechó el apoyo de los movimientos que forman parte del Frente de Todos. Hay que destacar que el aumento de la partida asignada a planes de contención social fue una concesión gubernamental lograda por la presión y movilización de las organizaciones sociales y de desocupados (11).

Los jubilados son otro sector con el que el presidente Fernández busca congraciarse. Luego del revés judicial de las cortes provinciales que ordena al gobierno nacional recomponer los aumentos congelados por la pandemia a los jubilados que cobraban por encima de la mínima; la Casa Rosada rápida de reflejos anunció un aumento miserable de las jubilaciones que no alcanza a cubrir la canasta básica. Aunque la movida oficial pretenda verse como un beneficio reparador al robo impune cometido sobre el bolsillo de nuestros jubilados, lo concreto es que desde que el gobierno del Frente de Todos asumió al poder su política de socializar la pobreza pisoteó los derechos constitucionales de uno de los eslabones más débiles y perjudicados por la pandemia. La política canalla de aplicar ajustes y recortes a los jubilados no es privativo del gobierno actual, sino que ha sido un plan sistemático de todas las gestiones anteriores. Es una decisión política de la clase dominante esquilmar los recursos destinados a miles de ex trabajadores que fueron explotados por la burguesía de este país. Las jubilaciones de miseria son violencia sobre los trabajadores (12 y 13). POR ESO VOTES A QUIEN VOTES EXIGÍ AUMENTO DE JUBILACIONES.

Sin lugar a dudas, los trabajadores son el talón de Aquiles en la campaña electoral del gobierno. Sin voluntad política para otorgar beneficios materiales al proletariado, el oficialismo queda expuesto y desnuda su carácter de clase. Ante ese panorama, los trabajadores conscientes de que no hay gobiernos “buenos” responden con lucha y organización para defender sus intereses inmediatos. Los paros de colectiveros de la UTA (14) y de los trabajadores de prensa (15), las movilizaciones masivas de docentes en Salta (16) y la persecución encubierta al personal de salud del Garrahan (17) muestran que nuestra clase no se resigna ni se conforma con las promesas electorales. La lucha ejemplar del proletariado nos enseña que para arrancarles aumentos y conquistas a la patronal el mejor camino es construir y profundizar la unidad, confiar en la propia fuerza y perseverar hasta triunfar. POR ESO, VOTES A QUIEN VOTES EXIGÍ AUMENTO DE SALARIOS.

A medida que se acercan las PASO, el circo electoral de la burguesía empapa la actualidad política del país. La diferencia de otras campañas legislativas, la actual disputa por los cargos cobraron una virulencia inusitada. Una serie de hechos puntuales de violencia política que incluyen ataques (18), golpizas, atentados (19), discursos de odio (Javier Milei) y amenazas desestabilizadoras (Mauricio Macri) recuerdan el resurgimiento de prácticas fascistas similares a los peores años de nuestro país (20 y 21). Estas acciones, aparentemente aisladas, responden a la ideología del enemigo de clase y expresan el odio hacia el campo popular. Los grupos reaccionarios de la burguesía encarnada en el partido militar agitan la confrontación contra nuestro pueblo. Sus referentes políticos promueven una política de miedo, caos y desestabilización para confundir, dividir y atemorizar a las masas. Pretenden canalizar el hartazgo de algunos sectores de la sociedad profundizando las diferencias en el seno del pueblo. Por ello es imprescindible aclarar y denunciar cada acción política proveniente de nuestro enemigo. No debemos caer en sus provocaciones, sino seguir trabajando pacientemente para lograr la unidad de nuestro pueblo con políticas de acción claras, reuniendo los intereses concretos que nos unen y evitando la fragmentación del campo popular.

Por otra parte, el contraste payasesco de la política burguesa se ve reflejado en la vulgaridad discursiva de los candidatos de la clase dominante (22). Las frases chabacanas y banales de los representantes políticos actuales expresan la decadencia del sistema capitalista y su incapacidad de revolucionar las fuerzas productivas del país. Sin ningún tipo de programa político serio para las masas, las declaraciones de los dirigentes de todos los partidos evidencian en su conjunto el nivel de lumpenización de los mismos, reafirmando sus prejuicios burgueses con los que estigmatizan y subestiman a nuestro pueblo (23). Son todos patéticos y lamentables, capaces de cualquier cosa para conseguir un voto. Algunos tendrán sus cinco minutos de gloria siendo el hazmerreír del pueblo por sus comentarios despegados de la realidad material de los trabajadores y los pobres del país. Otros sufrirán el castigo en las urnas por sus dichos funestos y oportunistas. No se puede pensar en el placer sexual como un logro del movimiento peronista mientras hay cientos de miles de personas que pasan hambre en nuestro país (24). No se puede comparar alegremente la inseguridad como una experiencia divertida cuando las causas profundas del fenómeno se asientan sobre la enorme desigualdad social que excluye y desecha a personas del sistema capitalista (25). Es indignante ver el cinismo impúdico de los políticos burgueses en campaña que, encima, explotan y roban sus empleados como cualquier patrón de estancia (26 y 27).

En su último discurso, el presidente Alberto Fernández atizó el juego de la “grieta” mencionando que hay dos modelos de país en disputa (28). En parte tiene razón y en parte se equivoca porque para nosotros hay dos modelos económicos y políticos bien diferentes entre sí. Un modelo mantiene los privilegios y beneficios de la burguesía. Ese modelo tiene distintas variables y partidos políticos pero responde en esencia a los intereses de clase de los que detentan el poder. En cambio, el otro modelo por el cual luchamos tenazmente es el de los trabajadores en el poder para construir la sociedad socialista. Ese el camino que tenemos que transitar los trabajadores. Es la única salida para resolver los graves problemas de nuestro país. ORGANIZARNOS ES AVANZAR HACIA LA REVOLUCIÓN.

POR ESO, VOTES A QUIEN VOTES, RECORDÁ QUE LA CLASE DOMINANTE Y SUS ELECCIONES NUNCA RESOLVIERON NUESTROS PROBLEMAS.

NOTAS:
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