Partido Revolucionario de los Trabajadores
Por la Revolución Obrera, Latinoamericana y Socialista "El deber de todo revolucionario es hacer la revolución" (Ernesto Guevara)

Tamaño de texto + /18 de Septiembre - 2021

INTERNACIONAL

Un hito más en el plano inclinado de la decadencia

Estados Unidos ha decidido “retirar” y dar por terminada la mal llamada “guerra contra el terrorismo en Afganistán”. Algunos sostienen que es un “rotundo fracaso”, sin embargo, el presidente Biden sostiene lo contrario, que es “un éxito”. Muchos, por no decir todos, de “los analistas” e intelectuales orgánicos del capital financiero, sean del país que sean, no recuerdan el origen de la invasión a Afganistán. Por ejemplo, no mencionan quiénes reclutaron, organizaron, armaron, entrenaron y financiaron al Talibán y a Al Qaeda y para qué. No “recuerdan”, que el Talibán en 2001 firmó un acuerdo con Rusia y Bulgheroni, una empresa europea con testaferros argentinos para el proyecto de un gasoducto que partía de Turkmenistán, pasaba por Afganistán, Paquistán y llegaba a India. ¡Qué casualidad la CIA, el Mossad y el reino de Arabia Saudita “derriban las Torres Gemelas y otro edificio” para parir la nueva estrategia norteamericana, “la guerra contra el terrorismo”! Con esa cortina de fondo se justificó y justifica la invasión y destrucción, según las propias palabras de George Bush, de “siete países para redefinir nuevas fronteras en Medio Oriente”. Así se destruyó Libia, se invadió Irak, se dio un golpe de estado en Túnez, se elevó al rango de “socio estratégico a la “hermandad Musulmana” y se ganaron elecciones en Egipto, se arrinconó al Líbano, se intentó aislar a Qatar y se inventó el Isis al estilo de Al Qaeda. Como tarea, a estos mercenarios terroristas se les encargó la invasión a Siria que tratarían de ocultar tras una inexistente “guerra civil”. También era su tarea la desestabilización permanente de Irak. A los saudíes y emiratíes se les encargó la invadir Yemen, por lo cual desataron una guerra que inevitablemente perderán.

La “guerra contra el terrorismo” es una estrategia DEFENSIVA que tiende a obstaculizar y frenar el desarrollo de los dos grandes “enemigos” de la élite norteamericana: en lo económico, China y en lo político militar, Rusia. Afganistán cubre esos dos aspectos. Para China, Afganistán es esencial para el desarrollo de la “Ruta de la Seda” y también por los recursos naturales que posee. Para muchos parece que no fueron evidentes las intenciones de los norteamericanos y europeos de que los rusos intervengan militarmente contra el Talibán. Rusia y China fueron muy inteligentes y desarmaron todas las operaciones. Fue evidente que el supuesto “avance meteórico” del Talibán es una maniobra orquestada por el gobierno estadounidense y el Talibán. Muchos, por no decir todos, centran sus miradas en la pobreza, en los muertos de ambos bandos, en las relaciones del Talibán con la población, especialmente con las mujeres o en la cantidad de armas, vehículos y aviones que dejaron en manos del Talibán, pero no abordan las razones verdaderamente materiales de la supuesta huída de las tropas yanquis. A Estados Unidos la invasión de Afganistán se le transformó en un “barril sin fondo” pues el financiamiento que lograban del tráfico de droga no compensaba los gastos que significaban el entrenamiento del ejército afgano, el propio gobierno afgano y el mantenimiento de sus tropas y su personal de inteligencia. En definitiva, no fueron derrotados por el Talibán, fueron derrotados por su propia ineficacia, la colosal corrupción entre los altos funcionarios estadounidenses y afganos, combinación que se entrecruza con la amenazante crisis económica, política y social en su propio territorio. Las únicas beneficiadas son las empresas armamentísticas que han embolsado miles de millones a costa de la pobreza de los trabajadores y el pueblo norteamericano. La salida de las tropas estadounidenses de Afganistán es la consecuencia lógica que tienen las invasiones contra los pueblos: más tarde o más temprano son derrotados o, como en este caso, los “beneficios” son muchos menos que los “perjuicios” y sólo demuestran que la decadencia está presente y muy activa. Muchos, la inmensa mayoría, se apresuraron a comparar “la derrota” en Afganistán con la derrota en Vietnam. Salvo los simbólicos vuelos de los helicópteros y la desesperación de afganas y afganos por huir del régimen Talibán, no son para nada comparables. Los vietnamitas peleaban por la unificación de su país y por el socialismo. El Talibán representa el atraso, la reacción, la vuelta a la división del país en regiones dominadas por “Señores de la Guerra”, la represión a todo posible avance de los seres humanos, principalmente las mujeres, es el oscurantismo religioso. Es decisión del pueblo afgano si quiere vivir en esa sociedad que le ofrece el Talibán o se dispone a pelear para sacudirse el oscurantismo religioso y avanzar hacia una sociedad más justa, más humana.

Para llevar adelante todo lo que hizo la élite norteamericana en Afganistán y el mundo fue y es necesaria una inmensa cobertura propagandística, un océano de mentiras y medias verdades. Es evidente que las élites yanqui y europea supieron desplegarla. Al parecer, eso comienza a resquebrajarse: parte de la tradicional prensa norteamericana comienza a volverse crítica. También emergen brechas entre norteamericanos y europeos que, tarde o temprano, se manifestarán en la alianza militar, la OTAN. Por lo pronto, Estados Unidos retira tropas, los Patriot y otras parafernalias de Arabia Saudita y para fin de año deben retirarse de Irak, situación que, seguramente, incidirá sobre su estancia en Siria.

No creemos que la élite norteamericana esté en condiciones de extender sus dominios, por el contrario, está tratando de no perder demasiado pero los hechos y sus perspectivas no les auguran éxito. Hay que ver lo que ocurre con las “negociaciones” entre el gobierno de Venezuela y la fascista “oposición”; en Colombia, el gobierno está siendo superado por los problemas; en Chile, Piñera apela al recurso fascista de pretender crear problemas limítrofes con Argentina. Los payasos del imperialismo neoliberal están en retirada. El futuro de la burguesía latinoamericana es tormentoso, los trabajadores y los pueblos acumulan más y más necesidades y saldrán a reclamar por las buenas o por las malas…

Mario Roberto Salvatierra.